Bowie volvió a la nave
Por Patricio Iglesias P. // La primera vez que escuché o más bien vi un video de David Bowie fue en 1982, en el extinto programa Magnetoscopio Musical de TVN. En la imagen aparecía un mimo acompañado de cuatro mujeres y la canción hablaba de un astronauta que retornaba y mandaba el mensaje “Estoy bien, sean felices”…
Era la mítica canción Ashes to ashes, que cuenta con un riff de guitarra de Robert Fripp y los arreglos del productor Tony Visconti, colaborador de Bowie por años. En esos momentos era el arribo de Bowie en los 80, reinventado con el disco “Scary Monsters”, que marcaría la escena musical de esa década y que tendría para el británico nacido en Brixton su momento más importante con el disco “Let’s Dance”, marcando la época más comercial de su carrera, pero más lucrativa, algo que él mismo reconoció no gozó en su etapa de los 70.
Pero Bowie es de por sí un artista de fases, evoluciones y cambios, así lo demostró con Space Oddity, su homenaje a la llegada del hombre a la luna y punta de lanza de una evolución del movimiento Glam Rock donde destacó por crear un alter ego en 1972: Ziggy Stardust, un marciano andrógino y con una identidad sexual indefinida. Bowie fue el primero en desafiar los tabúes y no dudó salir a escena con su pelo rojo, maquillado y trajes elaborados con su banda “Las arañas de marte”.
Pero la era de Ziggy fue corta, en 1973 tuvo un concierto de despedida en Nueva York; Bowie salió a escena meses después con el Duque Blanco a sorprender con discos con “Young Americans”, Station Station, así como sumergirse en un período de alto consumo de cocaína. Después de ello su autoexilio junto a Iggy Pop en la dividida Berlín post guerra lo llevó a crear los discos de la trilogía en que trabajó con Brian Eno, famoso productor y ex miembro de Roxy Music.
Bowie visitó dos veces Chile. La primera vez en 1990, Chile fue el último paso de su gira que marcaba su regreso a los escenarios con un anuncio de que no cantaría más su repertorio clásico para dedicarse a la producción de discos más innovadores. Posteriormente volvería en 1997 al Estadio Nacional para mostrar su disco “Earthling” e incluso dio amplias entrevistas en diarios. El “camaleón” nos legó trabajos como “Outside”, experimentó con la electrónica y creó la banda con tintes rockeros “Tin Machine”.
Su muerte sorprendió a todos. Un cáncer nos arrebató silenciosamente a un genio, alguien que en su vida marcó una estética y música que trasciende los tiempos, incluso llevándola al cine en filmes como “El hombre que cayó a la tierra”, “Mery Christmas Mr. Lawrence”, “Laberinto”, “El Ansia” y “La Última Tentación de Cristo”, donde personificó a un cínico Poncio Pilatos. Su influencia es amplia y no existe grupo o solista que no lo reconozca como tal, en Sudamérica artistas como Gustavo Cerati e incluso los chilenos La Ley interpretaron durante mucho tiempo la canción “Ashes to ashes” en sus presentaciones en vivo.
“Blackstar” fue su último trabajo musical y su canción “Lazarus” la que daba cuenta de un importante regreso musical después de su disco de 2013.
Los miles de homenajes, las condolencias y miles de recuerdos con su música nos recuerdan que se fue un grande, una figura única en la escena rock, así como su estética, la que hoy es reproducida y valorada incluso en museos de arte. Nos quedaremos solo con su voz. El artista, el que desafió la moda y los estilos, retomó su nave espacial y viajó a mundos nuevos, otras dimensiones.
Buen viaje!!!




